Rómpeme Cúrame y Olvídame novela completa

Capítulo 110 

Una oleada de ira inundaba el interior de Thiago cada vez que pensaba en la foto que su mamá le habia 

mostrado. 

No debería sentirse asi, no se había enojado tanto la última vez que vio a Melody partir con Briar. ¿Por qué ahora era diferente? ¿Acaso se sentía traicionado? 

Melody, ¿qué escondes detrás de tu fachada de pureza? 

¿Quién es el hombre de esa foto? 

Al escuchar a Thiago, el rostro de Melody se tornó pálido de golpe, murmurando con incredulidad, -Thiago… ¿no es así, no confías en mi?- 

Thiago no respondió de inmediato. Después de un largo silencio, finalmente habló, -Melody, dime lat verdad, ¿alguna vez me has mentido? ¿Estás aprovechándote de mi familia?- 

Qué pregunta tan ridicula. 

Con los ojos rojos por el llanto, Melody sonrió, -Thiago, si te digo que no, ¿tú me creerías? 

¿Me créerías? 

Sin obtener respuesta, sólo se escuchaba la respiración profunda de Thiago al otro lado del teléfono. Melody de repente lo entendió todo, soltó una risa baja, como si ya no tuviera nada que perder, y así, dejó ir la última barrera que tenía con Thiago. 

-Entonces no hay nada más que decir. Gracias por todo, Sr. Thiago Faure. No te molestaré más. Buenas noches, Thiago- 

Buenas noches, Thiago. 

Esa llamada fue como un adiós definitivo, la voz de Melody era ronca de emoción, y Thiago percibió la despedida en su silencio. 

Un pánico inmenso se apoderó de su corazón, sintiendo que algo se le escapaba sin haberlo podido agarrar. Cuando finalmente comprendió de dónde provenia esa inquietud, la imagen de Melody de espaldas inundó su mente. 

Luego, el tono de llamada final sonó, indicando que la comunicación se habia cortado. 

Thiago se quedó paralizado, sosteniendo su teléfono, su rostro elegante mostró por primera vez una expresión de desesperación, como la de un niño asustado. 

Lo que Thiago no sabía era que, debido a ese terrible malentendido, pasaría muchas noches en vela, revolviéndose en la cama y anhelando a una mujer que jamás podría tener. 

Estaba lloviendo fuerte. 

Melody miraba fijamente por la ventana, sintiendo que sus días transcurrían en un torbellino, incapaz de distinguir entre la luz del día y la oscuridad de la noche. 

La muerte de Igor había sido un golpe devastador para ella. Se encogió en su cama, adoptando la posición fetal, con la mente en blanco y la conciencia difusa, como si no estuviera viviendo en la realidad, sino atrapada en un sueño. 

Le parecía escuchar la voz de Igor, ver su rostro. 

Capitulo 110 

Pero la cruel realidad la arrastraba hacia un abismo de frio y oscuridad, despertandola una y otra vez. sumiéndola en sus propias ilusiones, 

No podía seguir viviendo… seguir… era tan difícil… era realmente muy dificil…. 

Melody no sabia cómo superar ese obstáculo. Su vida estaba hecha añicos y sin esperanza de futuro, ¿qué quedaba de su existencia? 

Afueras, sin que ella supiera cuándo, empezó a caer un aguacero, recordándole aquel día de hace cinco años cuando Briar la destruyó. El sonido de la lluvia golpeando las ventanas era intenso. Melody miró la tormenta y, sin pensarlo, salió corriendo al exterior, corriendo bajo la lluvia como si quisiera liberar todo su resentimiento y dolor. 

Briar… ¿sientes algún remordimiento? ¿Cómo me devolverás esta vida de desesperación y colapso? ¿Cómo?, que vida tan triste y llena de culpas infundadas… 

Apretando su celular, Melody se encontró corriendo por una calle desierta, todas las tiendas cerradas, excepto una cafeteria que emitia un suave resplandor 

Esa luz parecia iluminar su oscuro interior, y se acerca, queriendo refugiarse de la lluvia. 

Su figura tembló, y en un instante, una sombra se cernió sobre ella. 

Un hombre sostenia un paraguas junto a ella, observando cómo la lluvia empapaba su cabello y su ropa, delineando las curvas de su cuerpo mientras las gotas resbalaban. 

Mateo Suárez estaba alli, sosteniendo el paraguas tras ella, su rostro atractivo y desenfadado adornado con una sonrisa burlona. Sus ojos azul verdosos eran tan hermosos como las esmeraldas más finas. 

Su tono era despreocupado y elegante- 

-¿Por qué cada vez que te encuentro, es cuando estás entre la espada y la pared?-