Chapter Capítulo 73
Capítulo 73
Mientras observaba a Anastasia alejarse, Elías pudo sentir su tenacidad y fuerza de voluntad a pesar de su figura tan compacta,
lo que lo hizo sentir perdido. En ese momento, una empleada se acercó y le anunció:
– Joven Elías, la señora Palomares lo está esperando en el comedor.
Elías asintió y se retiró con la empleada. Helen, por su parte, estaba camino al
pabellón, pero se terminó perdiendo en el inmenso jardín, por lo que estuvo obligada a seguir sus instintos para salir del lugar, a
unque terminó en un sitio aún más callado. Vio otro pabellón, pero este lucía más antiguo que el otro. No estaba muy lejos, así
que pensó que podría pedir direcciones ahí; sin embargo, cuando se aproximó, escuchó la voz de
una mujer mayor provenir detrás de unas cortinas.
–Señora Palomares, está segura de que hará que el joven Elías se case con la señorita Torres? ¿Qué hay
de la señorita Sarabia?
–No he
cambiado de parecer. La única mujer que debería casarse con Elías es Anastasia. En cuanto a Helen, me aseguraré de que Elí
as la compense con dinero y comodidad. Por alguna razón, no he logrado congeniar bien con Helen
y siento que ella es un poco manipuladora. De cualquier forma, Anastasia será la única nuera que aprobaré.
«iMadre mía! A pesar de todo el teatrito que hice esta mañana, della no quedó satisfecha conmigo? Lo que es peor, ella solo qui
ere a Anastasia como su nuera» penso Helen al quedar horrorizada cuando reconoció la voz de Eva. El resentimiento la estaba
comiendo viva cuando escuchó unos pasos acercarse a ella. Se apuró a esconderse detrás de un
árbol y trató de permanecer quieta.
OS
carse a
eSCOL
Imanece
–¿Me estabas buscando, abuela? –Se escuchó la voz de Elias.
–
¿Qué fue lo que sucedió, Elías? ¿Cómo terminaste haciendo algo tan absurdo como tener una relación de una sola noche con
Helen? –interrogó Eva al ver a su nieto.
na
er a Sun
–Lo siento, abuela. Se aprovecharon de mí. Me dejaron inhibido y no pudo pensar con claridad.
–
Bueno, te has comprometido a tomar la responsabilidad de tu error, así que no te puedo culpar por eso; sin embargo, cómo plan
eas arreglar esta situación con la señorita Sarabia? –cuestionó Eva sin tentarse el corazón.
–Ya estoy haciendo todo lo que puedo para compensarla.
–
Muy bien, no interferiré en este asunto, pero quiero que recuerdes algo: la única nuera que aceptaré es Anastasia. Si ella acced
e a casarse contigo, se convertirá en parte de la familia Palomares, pero si no lo hace, será mejor que la trates bien por el resto
de tu vida –comentó con firmeza.
A pesar de que Helen no podía ver la expresión del hombre, sintió como si le hubieran aventado un balde llenó de agua helada.
Pronto, escuchó la respuesta tensa de Elías y fue peor que si un cuchillo le atravesara el corazón.
–Está bien.
«Así que Elías nunca tuvo intención de casarse conmigo. Lo único que he querido es vivir una vida cómoda y lujosa. ¿Por qué An
Después de eso, ella se retiró en silencio. Se topó con una empleada, a la que le pidió direcciones, y regresó al primer pabellón.
a que su horario ya había quedado todo fragmentado. Luego de que todos se reunieran en la mesa, Eva le pidió a Helen que com
– Por favor, sírvete, señorita Sarabia. Siéntete como en casa.
–Muy bien, abuela. –Helen sonrió, aunque por dentro esperaba que la vieja se muriera.
–Tú también, Anastasia. Sirvete. —Eva miró hacia la otra muchacha como si fuera su propia nieta.
–Claro. —Anastasia procedió a servirse.
Después de comer, Eva se llevó
a ambas para que la acompañaran para el postre, mientras Elías subia al segundo piso para descansar. Acostado en un sillón, no
«Lo que más nos conecta a Helen y a mí es la noche de hace cinco años, pero dudo que vuelva a encontrar ese mismo aliento q