Chapter Capítulo 72
Capítulo 72
–Sé que debo hacerme responsable ahora que te encontré –expresó Elías, mirando directo a Helen, aunque alejándose de ella.
Por su parte, ella lucía como un cachorro abandonado en la lluvia. Hacía pucheros y las lágrimas comenzaban a acumularse en
sus ojos.
–
Está bien, confio en ti, Elías. Eres la persona en quien más tengo fe en todo el mundo. Todo lo que quiero es quedarme a tu lad
o por el resto de nuestras vidas y no ir a ninguna parte sin ti. Quiero que me protejas y sentir que me necesitas.
–De acuerdo, solo deja de llorar, ¿sí? No lucirás linda con el maquillaje corrido –
comentó Elías con un tono empático mientras le daba palmadas en el hombro.
Ella mantuvo su cabeza agachada, como si estuviese avergonzada. Dirigió su mirada hacia otra parte, por los arbustos, y sintió j
ubilo al saber que Anastasia debió escuchar toda la conversación. Al mismo tiempo, Elías fue capaz de detectar que había movi
mientos detrás de él, gracias a su buen oido, por lo que gritó:
–¿Quién está ahí? iMuéstrate!
De cualquier forma, Anastasia no tenía ninguna intención de permanecer oculta, así que salió detrás de los arbustos sin dudarlo
. Cuando Elías la miró, sus ojos se llenaron de emociones encontradas porque se preguntó si ella había escuchado la conversa
ción entre Helen y él.
–Anastasia... –exclamó Helen.
–Continúen. Pretendan que no estoy aquí porque solo voy de camino – comentó Anastasia con una sonrisa gélida.
–¿Qué te dijo la abuela, Anastasia? –
Helen se apuró en acercarse a ella, al mismo tiempo que aprovechaba para referirse a Eva de una forma intima.
–¿Por qué debería decirte? –contestó ella con frialdad mientras levantaba una ceja.
– Nada más pregunto. No lo tomes a pecho –respondió Helen con una sonrisa forzada.
–Deja esta inocencia fingida, Helen. Tanto tú como yo sabemos la clase de persona que eres. –
Anastasia deseaba que pudiese exponer la hipocresía y la verdadera naturaleza de Helen frente a Elías.
–Lo siento, Anastasia. En aquel entonces, si no hubiera sido por mí, tú no hubieras... –
Comenzó a disculparse Helen con lágrimas en los ojos y aparentando que hacía de lado su ego.
– Cállate! No hagas que te odie aún más –interrumpió Anastasia con frialdad. Su cara quedó pálida.
SU I
01
Helen estaba impactada por su reacción y se giró hacia Elías para que la consolara. Por su parte, el sabia a cuál incidente se es
taban refiriendo y, por la cara de Anastasia, fue capaz de entender lo horripilante que tuvo que ser la experiencia para que ella n
o quisiera hablar de eso.
–Espérame en el pabellón, Helen. Quisiera hablar con la señorita Torres en privado –habló Elias.
Aunque no quería dejarlos solos para que hablaran, Helen no quiso arriesgarse a quedar mal frente a Elias, por lo que decidió as
conversación y la mención de la noche que tuvieron Helen y Elías de su cabeza.
«iQué asco! Me revuelve el estómago nada más de imaginar que Elías estaba todo desatado e inhibido encima de Helen. Hace q
vomitar. Supongo que por eso dicen que los hombres solo se comportarán hasta el día en que mueran». Concluyó al recordar có
–Anastasia, Helen me contó lo que te sucedió, pero el pasado quedó atrás. No continues cargando con eso y sigue adelante –
comentó Elías al ver que ella se comenzaba a alejar.
Lo que dijo hizo que Anastasia se detuviera. Sabía lo que Helen estaba planeando. En el fondo, estaba consciente de que era pr
Después de todo, aunque el hombre con el que pasó esa horrible noche la dañó mentalmente, fue gracias a su hijo que consiguió
–iPreocúpese por usted mismo, joven Elías! –gruñó Anastasia.
–En ese caso, ¿qué puedo hacer por ti? – Él mantuvo su mirada sobre su cara pálida. Su corazón latía con mucha rapidez.
–Sí, hay algo que puede hacer: tomé a Helen con usted y aléjese de mí —
respondió y se retiró del lugar en cuanto terminó de hablar.