La Traición Silvia G. Rivero novela completa

Chapter Capítulo 43



Capítulo 43 

Para confirmar la culpabilidad de Ainhoa, la señora Castro llevó personalmente a Enzo a la sala de monitoreo. Irene, siguiéndolos con una mascarilla puesta, no podia ocultar su ira. Estaba decidida a expulsar a Ainhoa de una vez por todas. Sentados en la sala, todos miraban fijamente las grabaciones de las cámaras sin pestañear. Llegado el momento crucial, Enzo pidió que ralentizaran la reproducción. Pero, por más que revisaron, en el momento en que Irene habla ido al baño, no aparecía por ningún lado la figura de Ainhoa. 

Irene, incrédula, clavaba la vista en la pantalla diciendo: “Imposible, Ainhoa tuvo que haber manipulado el video. Ella entró antes que yo, ¡tiene que estar ahí!” 

Con un semblante autoritario, Enzo se dirigió a los empleados preguntando: “¿La secretaria de la Vega ha tocado estos videos?” 

Los trabajadores negaron con la cabeza mientras decían: “Señor presidente Castro, desde la última vez que nos lo ordenó, nadie ha visto los videos sin su autorización escrita, ni siquiera la secretaria de la Vega.” 

Al escuchar eso, Enzo dirigió una mirada fria hacia Irene y dijo: “¿Escuchaste? ¿Qué más tienes que decir?” Ainhoa trató de defenderse: “Enzo, yo no la estoy acusando sin razón, tiene que ser Ainhoa… 

Sin dejar que Irene terminara, Enzo se marchó. Irene, frustrada y llena de rabia, apretaba los dientes con fuerza. Estaba segura de su victoria, pero Ainhoa le habia dado la vuelta a la situación. Miraba la espalda Indiferente de Enzo, apretando los puños con furia. 

Por otro lado… 

Ainhoa llevó a Patricia a la sala de descanso y le entregó una taza de té caliente con una sonrisa sincera dijo: “Señora, fui yo quien golpeó a Irene.” 

Patrícia la miró con una sonrisa diciendo: “Lo sé.” 

“¿Entonces por qué me ayuda?” Preguntó Ainhoa. 

La anciana contestó: “No te estoy ayudando a ti, le estoy ayudando a ese tonto a conquistar a su esposa.” Ainhoa sonrió amargamente diciéndole: “Me temo que le voy a decepcionar.” 

Desde que Enzo la había dejado atrás una y otra vez para elegir a Irene, Ainhoa sabía que su destino con él habia terminado. 

Patricia, acariciando su cabeza, dijo con una sonrisa: “Hagamos una apuesta. Apuesto a que un dia serás su esposa. Si gano, me regalarás un bisnieto gordito y saludable, ¿qué te parece?” 

Al escuchar sobre niños, Ainhoa sintió un dolor agudo en el pecho. Ni hablar de reconciliarse con Enzo, el deseo de Patricia por un bisnieto parecia muy lejano. Con los ojos llorosos, Ainhoa esbozó una sonrisa y dijo: *Señora, va a perder.” 

“No, nunca he perdido una apuesta en mi vida.” Aseguró Patricia llena de confianza. 

Después de despedir a Patricia, Ainhoa se sumergió en el trabajo intenso. No fue hasta las siete de la noche que finalmente terminó. Estaba a punto de recoger sus cosas para irse cuando recibió una llamada de lker. Respondió de inmediato: 

“Compañero.” 

La voz de lker era suave: “Ainhoa, en el Palacio de Cibeles, habitación 808, el maestro ha llegado y quiere 

verte.” 

*Está bien, llegaré en unos treinta minutos. Respondió ella. 

Hacia tres años que no veia al maestro, y Ainhoa estaba emocionada pero también un poco avergonzada. Al abrir la puerta del salón, lo primero que vio fue la cabeza llena de cabellos blancos del maestro. Se quedó 

Capitulo 43 

paralizada, no esperaba que en tres años el maestro hubiera cambiado tanto. De repente se sintió cu su orgullo le había impedido verlo en todo ese tiempo. 

El maestro Azai, al ver su consternación, le hizo señas mientras decía: “Tonta, ¿no reconoces a tu m después de tres años?” 

Ainhoa, con los ojos llenos de lágrimas y la voz entrecortada, se acercó rápidamente. Se arrodilló a “Maestro, ¿cómo ha terminado así?” Preguntó. 


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