Chapter Ultimas 64
Capítulo 64
Ante mi réplica, Miriam se quedó sin palabras, asi simplemente se sentó al lado en silencio, agarrando la mano de
Jonathan
Yo, mientras tanto, esperé pacientemente el resultado del abogado, la sección legal del Grupo Vargas era de lo mejor, manejar ese tipo de asuntos para ellos era pan comido.
*¿Quieres tomar algo? ¿Con azúcar?” Jonathan se me acerco de repente, pareciendo un poco incómodo..
Sabia que él realmente creía que tenia baja el azúcar.
“No te preocupes, yo voy a comprarle algo.” Dijo Cristian levantándose de inmediato.
Jonathan le lanzó una mirada furiosa, y luego tomó el lugar donde él había estado sentado.
Sacó unos cuantos dulces de su bolsillo y me los pasó.
“Si tienes baja el azúcar, debes llevar siempre alguno de estos contigo, come uno cuando te sientas mal.”
“Son de tus sabores favoritos, otro día te compraré chocolate importado.”
En ese momento, realmente me senti confundida.
En la universidad, el no tenia mucho dinero, pero siempre sacaba de sus bolsillos pequeños snacks.
Siempre he sido golosa, pero al mismo tiempo me gusta cuidarme, así que nunca me atrevi a comer mucho.
Él nunca me daba mucho, solo un poco, incluso el chocolate que me daba lo seleccionaba cuidadosamente. Justo cuando estuve a punto de tomar un dulce de su mano, escuché la voz incómoda de Miriam.
“Jon, creo que tengo alergia, me pica mucho,” Dijo retorciéndose incómodamente, y luego extendió su brazo,
En él, habia varias marcas de rasguños, las cuales ya estaban hinchadas.
Recordé que anteriormente había dicho que era alérgica al pelo de perro, e insistió en enviar a Domy a la perrera, por lo que mi mirada hacia ella se volvió más fría.
Anteriormente la había visto jugando con un pequeño corgi de un compañero de trabajo.
Al parecer estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para hacerme sentir mal.
Al ver los rasguños en su brazo, Jonathan entró en pánico, y rápidamente me pasó los dulces.
“Miriam, no te rasques, te quedará cicatriz, te llevare al hospital.”
Al llegar a la puerta, recordó que su esposa oficial aún estaba aquí. Solo entonces, me miró de nuevo, “Vuelvo enseguida, espérame.”
No dije nada, solo miré hacia la dirección de la sala de interrogatorio..
Sabia que no volvería, siempre era así.
Cristian, al pasar junto a ellos, soltó un bufido y luego me pasó un té helado.
“Tu favorito, y también te compré agua, si tienes hambre, en un rato ire a comprar algo de comer.”
Al ver lo que habia traido sonrei sorprendida, aún recordaba qué me gustaba el té helado.
En realidad ese té helado no me gustaba tanto, solo lo bebía a menudo en la escuela porque era barato.
Tres pesos la botella, algo que Jonathan podía pagar.
En ese momento senti la mirada de Jonathan volverse más pesada, pero aparté el té helado y tomé una botella de
agua.
“Cris, ya no me gusta ese té helado, me da náuseas.”
Al parecer, Jonathan quiso acercarse, pero Miriam lo detuvo,
“Jon, me pica mucho. Finalmente asintió y se fue con ella.
Capitulo 64
Cuando llegó la noche, el asunto de Estrella finalmente se resolvió, ella naturalmente no tenía nada que ver con ese escándalo, como la otra parte era quien no queria pagar, la uso como chivo expiatorio.
Al salir, Estrella me abrazó fuertemente, diciendo, “Iris, acabo de recordar algo, hoy fuiste a tu sesión de quimioterapia, ¿verdad? ¿Por qué no me llamaste?”
Me quedé sin palabras, sin saber cómo consolarla.
Ella había sido interrogada todo el día, y aun así se preocupaba por eso.
Cristian nos dio palmaditas a ambas, diciendo, “Ya que todo está bien, las invito a comer, ¿tienen hambre?”
Estrella asintió con fuerza, “Mañana tengo que comprar algunos sahumerios para sacar toda esta energia negativa.”
Nosotros, felices, dejamos la estación de policía, discutiendo en el auto qué comer.
En un momento, vi en el espejo retrovisor un auto familiar, y al mirar bien la placa, noté que era el auto de Jonathan. ¿Realmente habia vuelto?
“Iris, mejor vamos a comer algo rico, ¡que la comida se lleve todo lo malo!”
Sonrei y asenti, pero mis ojos siguieron mirando hacia el espejo retrovisor.
Cristian también pareció darse cuenta de que el auto de Jonathan nos seguía, giró varias veces, pero al parecer, no pudo perderlo.
Nosotros estuvimos en el restaurante más de una hora, y el auto de Jonathan estuvo todo el tiempo parado afuera.
De repente, en el cielo se abrió en un fuerte aguacero, sin ningún aviso previo.
Jonathan comió bajo la lluvia hacia el auto, sacó un paraguas y luego corrió hacia la entrada del restaurante.
Estrella, al verlo, me miró preocupada. “Alli viene Jonathan… ay, nos vamos.”
Asenti ligeramente, sabiendo que probablemente ese dia no podriamos regresar a su casa.
Al verme salir, Jonathan rápidamente me cubrió con el paraguas.
“Está lloviendo muy fuerte, ten cuidado de no mojarte.”
Estrella me tiró del brazo, pero yo no me movi. Sabia que Jonathan probablemente queria hablar conmigo.
“Amigo, tú lleva a Estrella a casa, tengo que hablar con él.” Al escuchar mis palabras, Jonathan suspiro profundamente. Cristian me miró, pero finalmente no dijo nada, y se fue con Estrella.
Jonathan me cubrió con el paraguas hasta subirme al auto, y luego corrió rápidamente de vuelta al asiento del conductor.
Mirándolo correr bajo la lluvia, realmente me recordó a nuestros dias universitarios.
Siempre que llovía, iba a buscarme ya sea al dormitorio o a la biblioteca.
Siempre inclinaba el paraguas hacia mí para evitar que me mojara.
Bajé la vista hacia mi ropa, y efectivamente no estaba ni un poco mojada. Cuando subió al auto, se limpió la cara llena de lluvia con fuerza y me sonrió de manera tonta.
Inconscientemente, extendi la mano, queriendo tocar su rostro. Pero en ese momento, ese tono de llamada tan distintivo sono, y rápidamente retiré mi mano.
Vaya momento para que Miriam llamara.