Chapter Ultimas 100
Capítulo 100
Jonathan me llamó un montón de veces y también llamó a la oficina, diciéndome que fuera a su despacho.
Olivia me miró con dificultad, diciéndome “Iris, ¿por qué no subes a ver?”
“Dile que estoy ocupada, si tiene algo importante que decirme que baje.” Respondi sin dejar de teclear en el teclado, y sin hacer pausa alguna.
Ese día, cuando Miriam me detuvo en el vestibulo, en realidad solo quería que todos supieran que estaba embarazada, y que el padre era Jonathan.
Pero como no se atrevió a decirmelo directamente, intentó provocarme.
Lástima que mantuve mi voz muy baja, asi que aparte de ellos dos, probablemente nadie más supo de qué estuvimos hablando.
En cuanto a que Jonathan estuviera enfadado, realmente no me importaba.
Si él podía llevar gente a casa mientras yo me mataba trabajando, ¿por qué yo no podía decir un par de palabras? No estaba enfadada, pero él sí.
Aun así, siguió llevándome y trayéndome del trabajo todos los días, solo que sin dirigirme la palabra, lo cual me vino bien para tener algo de paz.
Cuando los materiales llegaron, el proyecto comenzó al instante, parecía que todo en el Grupo Vargas iba en la dirección correcta, lástima que a Oliver no le pareciera
lo mismo.
Cuando llegó al departamento de diseño, insistió en involucrarse en mi proyecto del puente.
“Imposible, ya lo dije, si tienes talento haz el diseño, si no, lárgate.” Dije con un tono. algo frío, prácticamente echándolo.
Todo el mundo sabía que no nos llevábamos bien, y no me importaba.
Solo era alguien que el viejo había metido con calzador, no podía dejarle interferir en un proyecto tan importante.
El heredero de la familia Vargas también necesitaba tener méritos, y esos méritos no eran suyos, sino de Jonathan, asi
que prefería trabajar duro para Jonathan.
Solo que Mohamed decidió intervenir, ordenando directamente que Oliver supervisara, pero sin poder de decisión.
Luego de que varios hombres fueran a hablar de negocios con él, y él los
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Capitulo 100
espantara, estuve a punto de confrontarlo sin ningún filtro, pero al final, Jonathan me detuvo.
“Vamos a casa, cualquier cosa la hablamos allá.”
Casi tuvo que arrastrarme para salir.
Cuando llegamos a casa, me tomé un buen tarro de yogur, y solo entonces empecé
a calmarme un poco.
Jonathan me clavó la mirada, como si tuviera algo que decirme pero no se
atreviera.
“Habla.” Dije mirándolo de reojo, mientras abrí otra botella de yogur.
“En realidad hay muchas empresas con las que podríamos colaborar, si tú no estás de acuerdo con su propuesta, y él no está de acuerdo con la tuya, ¿cuándo va a empezar el proyecto?”
“¿Él entiende de diseño o la que entiende soy yo? ¿Quién es la directora, él o yo? Mil equipo y yo diseñamos el puente, así que somos los que más derecho tenemos a hablar, no porque ustedes, la familia Vargas, me paguen, voy a hacer todo lo que me digan.”
En el trabajo, siempre he defendido mis convicciones. Poner a alguien no profesional a liderar un equipo profesional, solo puede generar perder el tiempo y hacer que el proyecto se hunda.
Oliver siempre ha querido traer empresas con las que tenía contactos pero sin las calificaciones necesarias, lo cual va más allá de mis límites.
Jonathan asintió, “Está bien, lo sé, pero aún necesitamos encontrar al socio
adecuado.”
“LatAm Comercio Integral, tienen las calificaciones, un equipo, y proveedores a bajo costo, ¡Ellos son la mejor opción!”
Eso me enfureció aún más. Cualquiera que no fuera ciego podría ver que LatAm Comercio Integral era la mejor opción para colaborar. Pero Jonathan no estaba de acuerdo, y Oliver también lo impedía. Incluso, en reiteradas oportunidades, ¡Cristian y su equipo ni siquiera fueron recibidos!
“No, ya dije que no colaboraré con Cristian.” Jonathan se sentó a gruñir en el sofá, ni siquiera escuchó lo que le dije.
Sin importar cómo se lo explicara, simplemente no estaba de acuerdo.
“No, él no tiene buenas intenciones contigo, ¿de lo contrario por qué irías a una
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Capriule 100
zona montañosa remota con él? ¡No lo creal”
Cuando se ponía terco, de verdad que ni un cohete lo traía de vuelta. Justo cuando estuve a punto de enfadarme, entró una llamada de Miriam.
Jonathan apenas dijo un par de “si” antes de saltar del sofá.
“Miriam, no tengas miedo, estaré en el hospital en un santiamén, ya voy.”
Luego se puso los zapatos y salió corriendo, sin siquiera despedirse. En ese momento me quedé parada en el mismo lugar, y de repente me desinflé, sin saber realmente por qué estaba argumentando con tanto fervor.
Cuando Cristian llamó, me quedé petrificada en el mismo lugar. Pasó un buen rato antes de que entendiera que quería invitarme a cenar para hablar de una colaboración.
Acepté sin pensarlo. Ese proyecto era mi pasión, la pasión de todo el equipo, no solo por Jonathan, también debía buscar un buen socio. Tal vez ese sería mi último proyecto en el Grupo Vargas.
Al llegar al reservado del restaurante, percibi un aroma indescriptible.
“¿Por qué escogiste este lugar?”
Era el más recluso y además estaba frente a la puerta trasera, Cristian normalmente no elegiría un lugar como ese.
“Quién sabe, hoy el lugar está sorprendentemente concurrido, todos los reservados estaban ocupados, solo quedaba este.” Dijo mostrándose algo resignado.
Sin pensarlo mucho, simplemente tomé asiento. Pero no pasó mucho tiempo antes de que me sintiera mareada, y al ver la cara de Cristian, noté que estaba anormalmente roja.
Recordando el aroma que había percibido antes, me pellizqué el brazo con la uña para mantenerme despierta, luego marqué rápidamente el número de Violeta. Pero mi conciencia ya estaba borrosa, al final solo pude decir: “Ayuda“.
No mucho después, la puerta se abrió de golpe. Al ver a Violeta y Diego en ese instante, finalmente perdí el conocimiento.
Sabia que alguien me había tendido una trampa, pero nunca imaginé que llegarían a tal vileza. Esa misma noche, un video mio apasionado con un hombre en el reservado fue publicado en internet.
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