Chapter Todo por amor Capítulo 95
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Capítulo 95 ¿Qué sucede con tu herida?
Luego, Alejandro subió las escaleras con pasos firmes. Las amigas de Claudia, quienes la habian escuchado y bajaban para buscar a Pedro, se detuvieron cuando lo vieron regresar.
-Señor Calire, C–Claudia…
Sin embargo, antes de que pudieran hablar, Alejandro ni siquiera les echó un vistazo cuando por al lado de ellas.
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En ese momento, estaba de muy mal humor por su pelea con Victoria y se le notaba en la expresión. Las mujeres podian percibir con claridad el aura escalofriante que emanaba de él. Quedaron paralizadas y ninguna se atrevió a hablarle o hacer algún comentario. Sin embargo, Alejandro pareció notar algo, por lo que se detuvo y se giró a mirar a una de ellas.
-Tú, ¿por qué sigues aquí?
Elena estaba con las demás, pero de repente sintió la mirada escalofriante. Levantó la cabeza para toparse con la mirada feroz de Alejandro y sintió un terror adormecedor. No sabía cómo explicarse.
-¡Ale!
Justo en ese momento, se escuchó la voz de Claudia cerca.
Todos miraron en esa dirección para verla correr descalza con una expresión de pánico. Si bien estaba lejos, la sangre que le salía de la frente era un gran contraste con el rostro pálido.
-Claudia, ¿por qué estás aquí? El médico dijo que no deberías moverte.
Las amigas corrieron hacia ella cuando la vieron, pero solo Elena se quedó inmóvil en donde estaba. La mirada de Alejandro era distante y solo se tornó más dócil cuando vio a Claudia correr hacia él con rastros de sangre en la frente.
-¿Por qué te levantaste de la cama?
Claudia le echó un vistazo a Elena, mirándola de forma particular, y sonaba un poco nerviosa cuando dijo:
—Parecen haberse metido en problemas con el señor Leiva. Me enteré de que se fue enojado, así que quise venir a ver y disculparme por parte de todas.
Mientras tanto, cuando Elena vio la mirada de Claudia, se fue rápido.
-Lo siento, Ale. Dejaste a tu asistente para que me ayudara, pero mis amigas lo trataron de esa forma. Es mi culpa -dijo, sonriendo con tristeza después de que Elena se fue.
Alejandro la miró en silencio, sin decir nada. Siempre había sido una persona distante, así que cuando miraba a alguien sin decir nada, hacía que la persona sintiera como si hubiera cometido
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un error. Esa ocasión no fue la excepción. Después de que Claudia se disculpó y explicó todo, Alejandro solo la miró en silencio. Su mirada era penetrante, como si supiera que fingia. «¿Cómo puede ser? ¿Puede ser que Victoria le haya contado algo?». Cuando lo pensó, se le pusieron los ojos llorosos. Pestañeó y le cayeron las lágrimas por las mejillas mientras le sujetaba sutilmente la
camisa.
-Ale, ¿estás callado porque estás enojado conmigo? Estás decepcionado porque no detuve a Elena en la sala privada, ¿no? Pero Ale, no fue que no quise detenerla, es solo que no sabía que ell diría eso. Realmente lo siento, así que por favor no estés enojado conmigo, ¿si? -dijo de forma miserable.
De reojo, Alejandro le echó un vistazo a los dedos que sujetaban la camisa. Luego, observó su llanto miserable. Debería estar angustiado por ella al verla llorar así, pero por algún motivo, se le cruzó otro rostro por la mente, el cual era muy diferente al de la persona frente a él. Los rasgos eran hermosos y bien definidos, en especial esos ojos distantes. Cuando quería llorar, los ojos se le ponían llorosos, pero nunca le caían las lágrimas. Al final, los ojos se le enrojecían por contener las lágrimas ya que de forma testaruda le daba la espalda y ocultaba las lágrimas.
Alejandro parecia estar aturdido. Todavía se acordaba de su llanto desconsolado frente a él cuando eran jóvenes; el rostro cubierto de lágrimas y mocos e incluso le sujetaba con fuerza la camisa, tal como Claudia lo hacía en ese momento, luciendo miserable mientras resoplaba con los ojos enrojecidos. ¿Cuándo comenzó? ¿Desde cuándo había dejado de llorar frente a él y había comenzado a ocultar las lágrimas? Al final entendió por qué se sentia tan vacío; era porque se había formado una grieta entre Victoria y él. Ya no lo trataba como alguien cercano, como alguien con quien pudiera compartir sus emociones.
-Ale… ¿estás enojado conmigo?
La voz dulce de Claudia lo hizo volver en sí.
-¿Qué sucedió esta noche? -preguntó con los labios fruncidos cuando vio el rostro cubierto de lágrimas.
La mujer quedó estupefacta al escucharlo.
-¿Qué?
-¿Qué sucede con tu herida? -preguntó de forma seria levantando la mirada.
-¿Mi herida?. Claudia estaba un poco conmocionada. -¿Por qué de repente me preguntaria por eso? ¿Acaso mis amigas no le dijeron que Victoria me empujó?–. Se dio cuenta de que no podia saber bien qué era lo que él pensaba en ese momento, pero parecía estar de peor humor despues de volver, por lo que tenía que mantener una impresión amable, asi que solo pudo decir de forma dubitariva:
-No culpes a Victoria por lo que sucedió esta noche.
-¿Mmm?
-Si bien puede que me queden cicatrices, no tengo opción más que aceptarlo. Si solo hubiera
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mantenido el balance, no me habría tropezado.
Alejandro bajó la mirada con una expresión sombría. Por algún motivo, Claudia estaba aterrorizada cuando lo vio.
-¿Ale?
-Entonces, ¿estás tratando de decir que te empujó?
Claudia se quedó callada. Tal vez debido a que no se imaginó que Alejandro llegaría al fondo del asunto, no sabía cómo responder la pregunta. Desde un costado, la amiga de Claudia se acercó y respondió de forma firme:
-Señor Calire, Victoria fue quien la empujó. De otro modo, Claudia no estaría herida así.
Cuando Alejandro la escuchó, entrecerró los ojos y la miró de forma peligrosa.
-¿Lo viste?
La mujer enseguida quedó atónita cuando vio su mirada.
-Yo…
-¿Lo viste con tus propios ojos? -preguntó en tono de burla.
La mujer le echó un vistazo a Claudia y no se atrevió a decir más nada. Todo había sido un desastre, así que nadie vio con sus propios ojos lo que había sucedido; ella solo se ponia de lado de Claudia. Con Alejandro comportándose de esa forma, nadie se atrevió a volver a hablar, incluso Claudia estaba estupefacta, ya que pensó que se pondría de su lado, pero no se imaginó que se lo tomaría tan en serio. ¿Sospecha de mi? ¿O simplemente no quiere que acusen injustamente a Victoria?». Tras pensarlo, tragó saliva y se mordió el labio mientras decía despacio:
-Ale, no culpes a Victoria por esto. Para ser honesta, yo tengo la culpa. Debería haber sido más cuidadosa y ver por dónde caminaba.
Cuando Alejandro la escuchó, al final la miró.
-Como sabes que no fuiste cuidadosa, presta atención la próxima vez -murmuró, frunciendo los labios.
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