Chapter Todo por amor Capítulo 63
Capítulo 63 Una extraña
En un instante, Victoria sintió que se le aceleró el corazón y miró a Alejandro porque no sabía cómo responder a la pregunta de Griselda. A fin de cuentas, llegaban a ver bien a Claudia desde el asiento trasero y él también la habia visto, puesto que estaba detrás del volante. Además, era la mujer que él amaba, así que era lógico que notara su presencia. A continuación, el hombre bajó la velocidad del auto y se detuvo en la entrada de la casa. Cuando estacionó, Claudia tomó su bolso, se acercó al asiento del acompañante y golpeó la ventanilla, la cual se bajó y ella esbozó una pequeña sonrisa.
-Regresaste, Ale. ¿Cómo está la abuela? Lo siento, Sé que me dijiste que no me preocupara por ella, pero igual quise venir a ver-dijo y miró de manera casual el asiento trasero. Puesto que no vio a Victoria en el asiento del acompañante, sabía que estaría en el asiento trasero.
En ese momento, Claudia pensó que Alejandro le había reservado el asiento del acompañante a ella y estaba encantada. No obstante, notó que había dos personas sentadas atrás; una era Victoria. y la otra cra… En cuanto Claudia vio quién era, su expresión cambió drásticamente. -¿La gran señora Calire?! ¿Qué hace aquí?». De repente, su intención de presumir ante Victoria por la declaración de Alejandro se desvaneció. La sonrisa que tenía desapareció y se preguntaba si Griselda malinterpretó lo que acababa de decir. -¿Afectará mi relación con Ale?». Mientras Claudia permanecía perpleja, Griselda la miraba confundida.
—¿No la recuerdas, abuela? Es Claudia, que salvó a Alejandro cuando era joven. Es su salvadora explicó Victoria con calma.
-Eres tú y has crecido mucho. Por favor, acepta mis disculpas por no reconocerte antes —dijo la
anciana.
En cuanto supo quién era Claudia, Griselda la trató con amabilidad, dado que era la salvadora de Alejandro. Por otro lado, la mujer negó con la cabeza y sonrió.
-Está bien, abuela. ¿Cómo me enfadaría por un asunto tan insignificante? Hablando de eso, yo tengo la culpa. Después de todo, hace bastante tiempo que no te visito debido a mi agenda ajustada. Espero que no me trates como una desconocida por eso.
-Le pregunté a Victoria cómo estabas. Jamás me imaginé que estaríamos en contacto tan pronto.
Claudia miró a Victoria tras escucharla. Antes de que pudiera decir algo, Alejandro elevó el mentón y dijo:
-Sube al auto y hablemos.
El clima era frío y ella solo llevaba un vestido. Tenía el rostro pálido, dado que estaba de pie en el viento frio, se veia lamentable.
-Es tarde, asi que no entraré. A fin de cuentas, seria inconveniente que lo hiciera. -Claudia sonrió y negó con la cabeza. Tenia la punta de la nariz roja debido al frio-. Además, vine aquí porque me enteré de la cirugia de la abuela. Puesto que está bien, puedo irme a casa tranquila ahora. —Al final, no se subió al auto y, en su lugar, soportó el clima frío mientras seguia de pie
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afuera.
Cuando Victoria la escuchó, miró pensativa el vestido blanco de Claudia. Desde que descubrió su verdadera identidad, supo que no era coincidencia que estuviera vestida de esa manera y allí de pic. Se preguntaba si Claudia había perdido la paciencia cuando Alejandro no quiso divorciarse, asi que fue alli a mitad de la noche sin pensarlo dos veces. Sin embargo, jamás se imaginó que se encontraria con Griselda. Mientras Victoria observaba a Claudia apoyada contra la ventanilla del auto y hablando de manera intima con él, se volvió demasiado apática para preocuparse por ellos. Lo único que deseaba era que Griselda no se viera afectada por eso. En ese momento, supo que Alejandro no dejaría a Claudia sola en el frío. Además, a Victoria también le preocupaba que él hablara de más por accidente, asi que tomó la iniciativa y dijo:
-No es tan tarde. Date prisa y sube al auto. Dado que la abuela regresó a tiempo, puedes quedarte aqui y hablar con ella por un rato. Haré que el chofer te lleve a casa más tarde. -Invitó a Claudia en tono tranquilo.
Cuando la mujer la escuchó, miró a Victoria sorprendida de que dijera algo como eso. No obstante, Claudia pronto supo el motivo y asintió.
-Gracias, Victoria. Se acercó y se sentó con ellas.
No tuvieron problema en sentarse en el asiento trasero puesto que todas eran delgadas. Además, Victoria estaba sentada tan cerca de Griselda que había bastante espacio en el asiento. Después de que Claudia se subió al auto, saludó a la anciana con entusiasmo, Mientras tanto, Victoria suspiró aliviada cuando vio que Claudia no se subió al asiento del acompañante. «Gracias a Dios
es lo bastante inteligente», pensó.
que
-Gracias por venir a ver cómo estoy, Claudia. Debes estar cansada. -Griselda fue amable con ella y ambas comenzaron a murmurar.
Después de algo de tiempo, el auto se dirigió a la casa y se detuvo en el garaje. Luego, las sirvientas sacaron la silla de ruedas que habían preparado de antemano. Cuando la puerta del vehiculo se abrió, Alejandro cargó a Griselda y la colocó con cuidado en la silla de ruedas. Cuando Claudia se bajó del auto, notó que Victoria se acercaba a la anciana y conducía la silla de ruedas. Al ver al trio junto como una familia feliz, se sujetó el vestido con fuerza. Sin embargo, pronto pensó en algo y sonrió de nuevo mientras los seguia.
Por otro lado, Héctor estaba eufórico de saber que Griselda había regresado. Entonces, cuando escuchó algunos ruidos en la entrada, condujo a las sirvientas de inmediato para que los saludaran. Sin embargo, se quedaron conmocionados cuando vieron a los tres junto a Claudia, que no había sido invitada. Cuando la vieron, las sirvientas intercambiaron miradas y, dado que trabajaban para una familia adinerada, enseguida reprimieron sus emociones cuando Griselda se
acercó a ellos.
-¡Bienvenida a casa, gran señora Calire! -Todos estaban encantados e incluso prepararon un espectáculo para ella.
Antes de que ingresara al asilo, la anciana había presenciado varias presentaciones nacionales e internacionales. Después de un tiempo, se aburrió en el asilo, así que estaba interesada en el espectáculo que los sirvientes le habian preparado. Mientras, Victoria seguía de pie junto a
Griselda y vio el entusiasmo reflejado en su rostro, por lo que no pudo evitar sonreir. Por otro lado, Alejandro observó la escena y parpadeó lentamente. Luego, sonrió y le susurró:
-Fuiste tú quien organizó esto?
Ella negó con la cabeza de manera inconsciente y respondió:
-No. Debió haber sido idea de Héctor.
El hombre chasqueó la lengua al escucharla. Al ver que su abuela estaba de muy buen humor también se puso contento.
-Es un hombre muy considerado.
-Por supuesto. De lo contrario, ¿cómo seria el mayordomo de la familia Calire?
El sonrió en silencio para expresar cómo se sentia.
Mientras tanto, Claudia mantuvo distancia de Alejandro, dado que no queria revelar su relación con Griselda. Sin embargo, alcanzó a escuchar lo que él y Victoria decian, incluso mientras estaba detrás de ellos. -Se complementan muy bien y se ven maravillosos con sus atuendos oscuros que combinan. Es como si fuera la pareja perfecta, mientras que yo soy una extraña aqui, sin saber qué hacer-. En ese momento, un destello de maldad se reflejó en sus ojos mientras se mordia el labio.