Señor Presidente Usted es el padre de mis trillizos

Chapter Capitulo 9



Capítulo 9 – 9- Vacío profundo

 
Marissa estaba sentada en una silla anotando algo en el bloc de notas. Su pequeño negocio de comida se estaba expandiendo lentamente, pero ahora estaba evitando recibir más pedidos.

Aunque faltaban tres meses para que terminara el parto, los médicos le habían pedido estrictamente que no se sometiera a presión laboral. El embarazo de trillizos requería más cuidados y apoyo.

Sí. Ella estaba esperando trillizos.

El tercer saco no era visible en su primera ecografía y ahora estaba creciendo junto con los otros dos.

A veces se sentía muy afortunada por haber sido bendecida con tres bebés. Puede que no tuviera a Rafael con ella, pero sus tres hijos estaban creciendo en su vientre.

—Llevas demasiado tiempo sentada ahí, Marissa. —Sophia dejó su bolso en el sofá y se dirigió a la cocina a buscar agua helada.

Tener una amiga ginecóloga podía tener sus ventajas, pero lo más difícil para Marissa era que Sophia le obligaba a seguir estrictamente todas las instrucciones de sus médicos.

Aunque ella misma era ginecóloga, por razones de seguridad comenzó a trabajar como freelance para compañías farmacéuticas.

Ambos sabían que no podían esconderse para siempre, pero Sophia se propuso no buscar trabajo. Rafael no era tonto y comenzaría su búsqueda por todas las maternidades y hospitales.

Sophia y Flint habían sido sus verdaderos amigos y su mayor apoyo.

—En lugar de estar pendiente de una mujer embarazada, ¡ve y búscate un trabajo! —Marissa sacó la lengua para molestar a su amiga. Sophia colocó una botella sobre el escritorio.

—Toma, bebe esto. Agua de coco. Lo mejor para los bebés y sus mamás. —Marissa abrió la botella de inmediato. Debió haber tomado uno o dos sorbos cuando volvió a colocarla en su lugar con un silbido.

Las orejas de Sophia se animaron ante el sonido: “¿Qué es?”

“Nada. Sólo esas contracciones de Braxton Hicks. Mi cuerpo debe estar preparándose para el parto”, le dijo a su amiga y se puso a trabajar en el registro de las órdenes.

Trabajaba lo suficientemente duro como para al menos comprar una computadora portátil para poder informatizar los registros de su negocio.

Deep inside she knew, she would meet Rafael someday. She wanted to show him that she was not as weak as he had thought of her. One day she wished she could spit on his face and tell him that she was never after his money. That day while facing him she would give him the impression of a strong woman who was thriving financially to support her babies.

Big companies had already started contacting her and she wanted to expand her staff too after the birth of her babies.

“You haven’t named your business yet. You should do it to apply for the logo and all.” Sophia suggested.

“AHC!” Marissa gave her a sheepish smile, “Alexander’s Homestyle Catering!”

“Wow! That’s catchy!” Thankfully Sophia didn’t ask her about the name Alexander.

Marissa nodded in satisfaction and then hissed again, “I knew you’d like it … oh … oui.”

“Marissa,” Sophia turned and looked sharply at her friend when she heard her gasp, “Marissa. You look pale. Is the pain too much?”

Just then Marissa clutched her tummy tightly and screamed in agony.

She stood up with one hand on her back and the other placed on her protruded belly that looked heavy due to three babies.

Sophia reached to her in a jiffy to support her.

“Take me to the couch. These must be fake contractions.” She tried to put up a brave façade for her friend’s sake when another contraction hit her.

Sophia made her sit on the couch to make a call for an ambulance. These pains didn’t look normal to her.

While Sophia was dialing the number her eyes fell on Marissa’s legs and she screamed in panic, “Oh, God. Marissa. Blood.”

Marissa looked down and found blood trickling down her legs drenching her clothes and the couch.

***

“Relax! Just relax. Take a deep breath.” Sitting in the backseat of the car of a kind neighbor, Sophia was wiping her forehead with a wet washcloth and all Marissa wanted to do was to die.

Her grip on Sophia’s hand was so tight that Sophia thought her wrist might crack any minute.

“S… Sophia… I want him.” Tears started falling on her face and Sophia knew who she was referring to. All this time she kept a brave face and kept struggling.

She never tried to bring his name to any discussion. But today it felt like she was giving up.

Sophia knew that Rafael was his first love but that as*shole didn’t even listen to her side and discarded her.

His blind trust in Valerie and Nina might cost his kids’ lives.

“Marissa. He wasn’t worth it. If he was, he’d be right here holding your hand.”

Marissa felt like the space between her legs was ripping off if she didn’t reach the hospital on time.

When her feeble body couldn’t take it anymore, her eyes rolled back, and she slipped into oblivion.

***

Her eyes fluttered to the noises in her head,

“Get an Oxygen mask.”

“Stabilize her breathing.”

“Check her vitals!”

“Bring the damn crash cart!”

“Counter check on internal bleeding!”

She felt as if someone was barking orders in her sleep. She wanted all of them to go quiet because she wanted to sleep.

She wanted to sleep on his chest, “Rafael,”

Se quedó dormida profundamente pensando en él. Cuando recuperó la conciencia, reinaba el silencio a su alrededor.

—Hola, cariño. Bienvenida de nuevo. —Esta fue la primera voz que llegó a su oído.

—¡Sophia! —Su mano se deslizó hasta su vientre plano—. Bebés. Mis bebés. Sophia, ¿dónde están mis bebés?

En lugar de responderle, Sophia rompió el contacto visual e intentó sonreír, pero no lo logró.

—Sophia —preguntó con voz débil—, ¿mis bebés? ¿Están bien? —Varias lágrimas comenzaron a correr desde sus párpados hasta sus oídos, absorbiéndose en su bata verde de hospital.

—Marissa —dijo Sophia mientras se secaba la cara—. No te preocupes. Los médicos están con ellos. Lo lograrán.

“¿Qué? ¿Dónde están?”

En ese momento entró una enfermera y dijo: “Señorita Sophia, necesitamos que firme un formulario. Es posible que los bebés no sobrevivan. Uno de ellos ya ha entrado en coma”.

—¡Mis bebés! —gritó Marissa entrecortadamente—. Rafael, mira lo que estoy pasando sin ti. Después de eso, volvió a sumergirse en ese profundo vacío.


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