Secreto de amor novela por ursula suarez

Chapter Capítulo 61



Capitulo 61 Debi quedar en deuda contigo

has ise de all, Alejandro tomné a Victoria de la mano antes de alejarse. A ella le costó bastante

Que haces, Alciar

-Volvemos por hoy respondió tras mirarla fijo y de manera tajante.

(No has visto la expresión de la abuela hace un momento? Quiere irse del asilo. No quiere quedarse aqu

Frunció el ceño.

Despues del incidente de antes, Victoria especuló que Griselda debía estar preocupada por causar problemas a su familia si estaba en casa, así que se quedó en el asilo. Quería volver, pero no se atrevta La joven estaba frustrada porque había visitado a Griselda todos los fines de semana y no se habia dado cuenta de los sentimientos subyacentes de la anciana. Si lo hubiera sabido antes, la habria traido a casa y la habria cuidado, Tal vez hoy no se habría desmayado antes de la cirugía-.

-Lo se-La voz de Alejandro sono grave-. Pero como has visto, ahora se niega a escuchar y está enfadada conmigo, -De repente, recordó algo y añadió: No contigo.

Al or eso, Victoria se quedó perpleja. -Cierto. Cuando la abuela habló enojada, se dirigía a Aleandro, pero ella siempre ha sido amable y educada conmigo. Al pensar en ello, se sintió aún más desconsolada porque, a pesar de tener mal humor, Griselda tuvo que contener sus sentimientos al enfrentarse a ella.

-Entonces, dejaremos que se calme por esta noche mientras volvemos a recoger las pertenencias. Mañana vendremos a buscarla.

Victoria pensó un momento y se dio cuenta de que tenía razón. Sin embargo, también le preocupaba que un retraso prolongado pudiera aumentar el estrés de Griselda por quedarse sola en aquel lugar.

-¿No podemos traerla esta noche? -sugirió al pensar en eso.

-¿Esta noche?

— Si. En realidad, todavia es bastante temprano. Podemos volver y hacer que las sirvientas limpien la habitación. Luego, podemos decirle a la abuela que nos espere para recogerla en dos horas. ¿Qué te parece? Creo que ese tiempo será suficiente para que se calme.

Alejandro reflexionó un momento y asintió con un movimiento de cabeza.

-De acuerdo.

-Entonces, vamos a decirselo a la abuela ahora mismo. Luego, se dio vuelta emocionada para informarle a Griselda del plan.

Despues de que Victoria y Alejandro volvieron, la gran señora había estado sentada sola junto a la

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ventana, perdida en sus pensamientos mientras contemplaba la luz de la luna. De repente, oyó unos pasos familiares. Antes de que pudiera reaccionar, Victoria ya se había parado delante de

ella.

-Abuela, volveremos para pedirles a las sirvientas que limpien la habitación. Vendremos at recogerte dentro de dos horas. Por favor, espéranos aquí, ¿de acuerdo? -señaló con regocijo.

En cuanto dijo eso, se dio vuelta y se marchó sin prestar atención a la reacción de Griselda. Antes de marcharse, le dio instrucciones a las cuidadoras para que la cuidaran bien, luego salió de allí con Alejandro. En el camino de regreso, estaba muy emocionada. Como Griselda volvía a casa, empezó a pensar en cómo decorar su habitación y a hacerle preguntas a Alejandro por el camino. Mientras tanto, él respondía con calma. Cuando se detuvieron en un semáforo en rojo, la miró y vio su perfil alegre, lo que le hizo pensar en su divorcio. Sin embargo, por su aspecto en ese momento, ella parecia haber dejado atrás ese tema.

-Por cierto, puede que a la abuela le resulte incómodo subir y bajar las escaleras. ¿Qué tal si arreglamos que se quede en la planta baja?

-Claro. Puedes llamar de antemano para que alguien limpie la habitación -asintió.

-Es una buena idea.

-Después de todo, nos llevaría casi una hora en volver a casa». De inmediato, llamó a la residencia. Apenas Héctor supo que Griselda regresaba, les indicó de inmediato a las sirvientas que ordenaran la habitación. Aunque ya era de noche, eso no les impidió seguir limpiando. Los Calire tenían muchas sábanas y fundas nuevas, y las sirvientas no tenían mucho trabajo durante el día. Entonces, aunque las sábanas fueran nuevas, se habían oreado ese mismo día o el anterior y seguían en perfectas condiciones.

Victoria colgó el teléfono después de darle instrucciones, pero al mismo tiempo, el de Alejandro empezó a sonar de nuevo. El melodioso tono de llamada resonó en el auto, lo que hizo que sonara un poco brusco. Al principio, ella portaba una sonrisa, pero cuando oyó el tono de llamada, se quedó paralizada durante un segundo; luego, la sonrisa se desvaneció poco a poco. Entonces, se apoyó en el asiento y giró la cabeza para mirar por la ventanilla. Aparte del timbre, no se oía ningún otro ruido dentro del auto. Alejandro también notó el repentino cambio en el ambiente.

-Conteste la llamada por mi, señorita Copo de nieve le dijo tras mirarla de reojo.

Ante su petición, Victoria dudó un momento y luego se negó:

-Contesta tú.

-Estoy conduciendo.

-Puedes detenerte y contestar.

Irritado, Alejandro se rio entre dientes ante sus palabras.

-De verdad te resulta tan dificil contestar por mi?

-No. Como la situación habia llegado a ese punto, ya no le importó y dijo sin rodeos-: Pero no tengo ganas de ayudarte.

Al ver su actitud obstinada y dominante, Alejandro no se sorprendió. Por casualidad, más. adelante había un estacionamiento temporal, asi que condujo hasta alli. Después de detenerse, la miró por un momento y pronunció:

-Si existe una vida pasada, debi quedar en deuda contigo para que me trates así. Luego, sacó el teléfono para comprobar el identificador de llamadas-. Es mi madre.

Ante esas palabras, Victoria, que antes se habia mostrado indiferente, se enderezó un poco y expresó de manera inconsciente:

-Cómo puede ser…

El teléfono había estado sonando durante bastante tiempo, pero después dejó de sonar de repente. Justo entonces, Alejandro miró el delicado y hermoso rostro de la joven mientras le preguntaba con voz grave:

-¿Quién creías que era?

-Pues deberías llamarla. -Apartó la mirada, evitando el tema.

Sin insistir más en el asunto, le devolvió la llamada a Catalina. A los pocos segundos de marcar el número, contestaron de inmediato. Como él había activado el altavoz, se la oyó en el interior del

auto.

-Ale, tu padre y yo acabamos de aterrizar y vamos de camino al asilo. ¿Cómo está tu abuela? ¿La han operado?

-Todavía no. -Alejandro le explicó de forma breve lo sucedido y luego frunció el ceño-. No crees que es demasiado tarde para que vengan ahora?

-Lo siento, Ale. Tu padre y yo hemos estado muy ocupados últimamente. Tan pronto como supimos que la cirugía se había adelantado, pospusimos nuestro trabajo para poder venir a casa. Pensamos que estando tú y Victoria con ella, no habría problemas, pero esta vez me equivoqué. No volveré a cometer el mismo error.

Catalina parecía fuerte y firme ante todos, pero era amable con su familia. Si alguien no la conocía bien, supondría que tenía el mismo comportamiento tierno y gentil cuando se enfrentaba a todo el mundo. La primera vez que Victoria notó ese marcado contraste en la residencia Calire, se sorprendió bastante. La mujer poderosa y autoritaria que se mostraba ante el público se había convertido en una persona dócil delante de su familia.

Al principio, no entendia como una persona podia tener dos facetas. Sin embargo, cuando vio que Catalina calmó al instante a Emanuel, que estaba irritado, lo comprendió enseguida. La mujer era una persona inteligente que se preocupaba mucho por su familia. Su relación con Emanuel también era excelente. A su entender, disculparse con su esposo, sus hijos y sus mayores no consistía en ganar o perder; ese era el pensamiento que Victoria admiraba. Por desgracia, no podía hacerlo delante de Alejandro. Después de todo, él y ella no eran una pareja de verdad.


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