Chapter Capítulo 348
Capítulo 348
El teléfono en la mesita de noche comenzó a vibrar, era una llamada para Farel.
Farel le echó un vistazo al número, su expresión no cambió, pero aun así extendió la mano para tomar el teléfono.
Evrie sabía que en estos días él estaría ocupado.
Con discreción, pensó en retirarse- ¿Me voy? –
-¿Ya comiste? – le preguntó Farel de repente.
Evrie asintió–Comi en el comedor, esto es lo que te empaqué del restaurante.-
-Está bien, mientras estoy al teléfono, puedes ir a hacer algo por mí.
-¿Qué cosa? –
–
-Sal, gira a la izquierda, en el edificio tres, la sala de pacientes 606, ve y termina con Valerio. –
La cara de Evrie se contrajo ligeramente.
No podía creer que él aún recordara eso.
-Fuiste tú quien lo dijo, cuando mi matrimonio terminara, tú terminarías con Valerio.
–
Farel levantó una ceja, recordándole con un tono ligeramente divertido–Recuérdale que venga a nuestra boda el próximo mes, me encantaría que viniera a celebrar nuestro matrimonio. –
–
Evrie–Mejor ve a contestar esa llamada…-
Evrie salió del hospital.
Siguiendo la dirección que le dio Farel, rápidamente encontró la habitación de Valerio.
La habitación estaba bien iluminada, Valerio estaba acostado en la cama, y la luz matutina bañaba su cama, haciendo que su cabello rizado brillara ligeramente.
Ella tocó la puerta y entró.
Al verla, los ojos de Valerio brillaron de repente.
–
Luego frunció el ceño y masculló con desdén–¿Ahora te acuerdas de tu novio? Si llegas un poco más tarde, ya me habría dado de alta. Parece que todo tu corazón está con Farel, cualquiera pensaría que eres su novia.
Evrie apretó los labios, sintiéndose algo apenada.
-Lo siento, la emergencia de ayer fue urgente, no pude prestarte atención. ¿Cómo te sientes, estás bien? –
Valerio resopló–Fue solo un pequeño calabozo lleno de agua, ¿qué más podría hacerme? Solo cogí un simple resfriado, ya estoy mejor. –
Evrie siguió su juego y lo elogió–Eres muy fuerte.
–
Valerio parecía aún más orgulloso–Espera un momento, voy a darme de alta ahora mismo, y saldremos a comer algo. Me estoy muriendo de aburrimiento aquí, justo estaba esperando que vinieras.
–
Dicho esto, comenzó a levantarse de la cama.
Evrie le dijo en voz baja–Valerio, nuestro trato… terminémoslo, ¿de acuerdo? –
Valerio se detuvo.
Volvió a sentarse en la cama, en silencio.
Después de un largo rato, finalmente le dijo–¿Leandro está muerto y la Familia Da Silva está a punto de caer? ¿Farel ha preparado el camino para reconquistarte? –
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Parece que lo había adivinado todo.
Evrie bajó la mirada y le dijo en silencio–Siempre supiste lo que sentía, nunca te he ocultado nada. Después de esto, todavía podemos ser compañeros que luchan juntos, ¿verdad? –
Valerio forzó una sonrisa.
–Qué lástima.
Desvió la mirada hacia la ventana, y el deslumbrante sol lo bañaba haciéndolo lucir especialmente guapo y radiante.
-Mi madre todavía no ha despertado, es una lástima que no pueda vernos juntos.-
El corazón de Evrie se sintió pesado.
Por un momento, no supo qué decirle.
Valerio se limpió la cara y recuperó su actitud desafiante.
-Bueno, si terminó, terminó. Te deseo felicidad. –
Se rio ligeramente–Después de todo, era un amor no correspondido. No puedo llamarte mala mujer, pero sí algún día no eres feliz, asegúrate de divorciarte a tiempo, ¿entendido? –
Evrie se quedó parada alli y le agradeció sinceramente–Entendido, lo recordaré. –
-No recordarás nada. –
Valerio no pudo evitar burlarse.
Quería decir algo más, pero se detuvo y le hizo un gesto con la mano para despedirse.
-Vete ya, no iré a tu boda, ¡no soporto ver a los enamorados!
Evrie–¿Me voy entonces? –
-Puedes irte.—
Cuando Evrie salió, se encontró con Tomeo en silla de ruedas.
-Tomeo, ¿estás bien? –
Al verla, la ya serena cara de Tomeo se suavizó aún más.
-Hace tiempo que estoy bien, gracias a ti por salvarme.
–
Evrie negó con la cabeza–Fue el resultado del esfuerzo de todos, pero… ¿estás aquí para ver a Valerio? –
Tomeo sonreía con los ojos entrecerrados: -Sí, necesito hablar con él sobre un asunto.
–
Evrie sabía que no era apropiado interrumpirlos, así que le dijo: -Bueno, entonces hablen. –
Saludó y se preparó para irse.
Al irse, todavía podía escuchar las voces de conversación que venían de detrás.
-Señor Rivera, ¿para qué me buscaba?–
-Vine a agradecerte por salvarme la vida. –
-Je, ¿así que solo vienes a agradecerme sin más? –
-De hecho, tengo un par de vasos cerámicos en mi coche que pensaba regalarte como muestra de gratitud, pero viendo tu actitud, parece que no te interesan, si no los quieres…-
-¡Los quiero, los quiero! ¡Dámelos ya, no te hagas de rogar, me los he ganado! –
Risas y diálogos amenos se oían desde la habitación del hospital.
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Evrie sonrió discretamente y se alejó del cuarto.
Justo cuando volvía a la habitación de Farel.
En la puerta, una mujer le bloqueó el paso, era Victoria, a quien no había visto desde hacía tiempo.
Evrie se detuvo en seco.
Victoria se acercó a ella con su habitual porte elegante y distinguido.
-Señorita Evrie, ¿podríamos hablar un momento? –