Potter Girl [Draco Malfoy]

Chapter Capítulo 21



Lily y Theo no habían tenido oportunidad de ir a los baños para ver a Myrtle, pues al día siguiente de su horrible aventura, McGonagall notificó a todos que los exámenes comenzarían en una semana, lo que provoco que ambos Slytherin dividieran su tiempo estudiando e investigando.

Pero todo había rendido frutos.

Según la exhaustiva investigación que habían hecho, un chico llamado Tom Marvolo Ryddle fue compañero de Hagrid durante sus años en Hogwarts y gano el premio por Servicios Especiales al colegio. ¿Algo más interesante? Según tuvieron que leer en muchos libros (y algunos archivos que robaron del despacho de Dumbledore) la madre de Tom era Merope Gaunt, una de las últimas descendientes de Salazar Slytherin.

Por lo que Tom Ryddle era el Heredero de Slytherin.

Lily tenía la teoría de que posiblemente ese fuera el nombre real de Voldemort, Theo, por otra parte, consideraba que ya estaba algo paranoica con él.

Respecto a la criatura, Lily había llegado a la lógica conjetura de que posiblemente se tratará de un tipo de serpiente. Principalmente por el idioma pársel.

Tres días antes del primer examen, McGonagall, durante el desayuno, informó que las mandrágoras estaban listas para ser cortadas y que esa misma noche podrían empezar a revivir a los petrificados.

Lily sabía que todo el misterio podría resolverse al día siguiente sin la ayuda de Myrtle, pero, si se presentaba, no dejaría escapar la oportunidad de hablar con ella. Y si que se presento, a media mañana cuando Lockhart les conducía al aula de Historia de la Magia.

—Recuerden mis palabras.—dijo, doblando con ellos una esquina.— Lo primero que dirán las bocas de esos pobres petrificados será: «Fue Hagrid». Francamente, me asombra que la profesora McGonagall juzgue necesarias todas estas medidas de seguridad.

—Estoy de acuerdo, señor.—dijo Lily, con una sonrisa perfecta, y a Theo sonrió ladinamente.

—Gracias, Lily.—dijo Lockhart.— Nosotros los profesores tenemos cosas mucho más importantes que hacer que acompañar a los alumnos por los pasillos y quedarnos de guardia toda la noche...

—Es verdad.—dijo Theo, comprensivo.— ¿Por qué no nos deja aquí, señor? Solo nos queda este pasillo.

—¿Sabes, Nott? Creo que tienes razón.—respondió Lockhart.— La verdad es que debería ir a preparar mi próxima clase.

—A ondularse el cabello, más bien.—dijo Theo con sorna, en cuanto se fue.

Dejaron que el resto de la clase pasara delante. El estrés por los exámenes era el suficiente para que todos los ignoraran. Enfilaron ambos por un pasillo lateral y corrieron hacia los aseos de Myrtle la Llorona.

—¡Potter! ¡Nott! ¿Qué están haciendo?

Era la profesora McGonagall, con los labios apretados.

—Íbamos a ver a Hermione.—dijo Lily y tanto Theo como McGonagall la miraron.— Hace mucho tiempo que no la vemos y pretendíamos colarnos en la enfermería, solo...para decirle que las mandrágoras ya están casi listas y, bueno, que no se preocupara.

McGonagall seguía mirándola y cuando volvió a hablar, lo hizo con una voz ronca, poco habitual en ella.

—Naturalmente —dijo y una lágrima brillo en uno de sus ojos.— comprendo que todo esto ha sido más duro para los amigos de los que están...Lo comprendo perfectamente. Sí, Potter, claro que pueden ver a la señorita Granger. Informare al profesor Binns de donde han ido. Díganle a la señora Pomfrey que les he dado permiso.

—Tienes la astucia de una Slytherin.—dijo Theo en cuanto McGonagall se fue.— Bien hecho, reina.

—Oh, no empieces tu también con ese mote.—se quejo divertida.— Ahora tendremos que ir de verdad a verla, después iremos al baño.

Fueron a la enfermería, donde la señora Pomfrey los dejo entrar a regañadientes, insistiendo en que no servía de nada hablar a alguien petrificado.

Claro que ellos concordaban con ella, pero debían seguir en la mentira.

—¿Vería al atacante?—pregunto Theo, mirando con tristeza el rostro rígido de Hermione. — Porque si se apareció sigilosamente, quizá no...¿Lily?

Pero ella no miraba a Hermione ni lo escuchaba, solo se fijaba en la mano derecha de su amiga, apretada encima de las mantas, aferraba en el puño un trozo de papel estrujado. Asegurándose de que la señora Pomfrey no estuviera cerca, se lo señaló a Theo.

El corrió su silla para ocultar a Lily de la vista de la señora Pomfrey. Fue difícil, pues la mano de Hermione apretaba con tal fuerza el papel que Lily pensó que se rompería. Después de unos minutos de tensión, el papel salió.

Era una página arrancada de un libro muy viejo. La alisó con emoción y ambos se juntaron para leer.

De las muchas bestias pavorosas y monstruos terribles que vagan por nuestra tierra, no hay ninguna más sorprendente ni más letal que el basilisco, conocido como el rey de las serpientes. Esta serpiente, que puede alcanzar un tamaño gigantesco y cuya vida dura varios siglos, nace de un huevo de gallina empollado por un sapo. Sus métodos de matar son de lo más extraordinario, pues además de sus colmillos mortalmente venenosos, el basilisco mata con la mirada, y todos cuanto fijaren su vista en el brillo de sus ojos han de sufrir instantánea muerte. Las arañas huyen del basilisco, pues es este su mortal enemigo, y el basilisco huye solo del canto del gallo, que para él es mortal.

En la esquina del papel, estaba escrito la palabra: cañerías.

—Hermione se baso en mi habilidad con el pársel. El basilisco se mueve a través de cañerías, por eso lo escuchaba antes de los ataques. ¡Ah! Nuestra leona siempre es la más lista entre los tres. —dijo Lily en cuanto salieron de la biblioteca, con su mete trabajando a mil por hora.— Ni ella ni los demás murieron porque no miraron directamente a los ojos. La gata fue a través del agua, el niño Gryffindor veía posiblemente por su cámara, el Hufflepuff a través del fantasma de Gryffindor y este pues ya esta muerto; la Ravenclaw y Hermione...debió ser por el espejo que cargaba Hermione. Debe haberle querido advertir a la chica y por eso llevaban el espejo.

—En cuanto al basilisco, eso explica mucho el que alguien haya matado los gallos de Hagrid desde navidad.—dijo Theo, recordando como Hagrid se quejo de eso en el pasado.— Lo que también puede significar que alguien más esta detrás de esto.

—¿Ryddle? ¿Voldemort? ¿Ambos?—opinó Lily.

—Ya lo descubriremos.—dijo Theo.— La entrada de la cámara quizá este en los aseos.

Decididos a notificar su descubrimiento a los profesores, fueron a la sala del profesorado, la cual estaba vacía. En ese momento sonó la voz de McGonagall, amplificada por todo el lugar:

—Todos los alumnos volverán inmediatamente a los dormitorios de sus respectivas casas. Los profesores deben dirigirse a la sala de profesores. Les ruego que se den prisa.

—Otro ataque, sin duda. Y justo ahora.—suspiró Lily.

Se escondieron dentro del ropero, esto con la única intención de saber que había pasado y luego les darían toda la información. Minutos después, la puerta fue abierta de golpe y los profesores entraron, unos desconcertados, otros preocupados.

—Ha sucedido.—dijo McGonagall.— Una alumna ha sido raptada por el monstruo. Se la ha llevado a la cámara.

El profesor Flitwick dejó escapar un grito. La profesora Sprout se tapó la boca con las manos. Snape se sujetó con fuerza al respaldo de una silla y pregunto:

—¿Esta usted segura?

—El heredero de Slytherin.— dijo McGonagall, pálida— ha dejado un nuevo mensaje, debajo del primero: «Sus huesos reposarán en la cámara por siempre».

El profesor Flitwick derramó una cuantas lágrimas.

—¿Quién ha sido?—pregunto la señora Hooch.—¿Qué alumna?

—Ginny Weasley.—dijo McGonagall.— Tendremos que enviar a todos los estudiantes a casa mañana. Este es el fin de Hogwarts. Dumbledore siempre dijo...

La puerta se abrió abruptamente, era Lockhart, que llegaba sonriendo.

—Lo lamento..., me quede dormido...¿Me he perdido de algo importante?

Todos lo miraban con expresiones de odio. Snape dio un paso hacia adelante.

—He aquí el hombre.—dijo.— El hombre adecuado. El monstruo ha raptado a una chica, Lockhart. Se la ha llevado a la Cámara de los Secretos. Por fin ha llegado tu oportunidad.

—Así es, Gilderoy.—intervino la profesora Sprout.— ¿No decías anoche que sabías donde estaba la entrada a la Cámara de los Secretos?

—Sí, ¿y no me dijiste que sabías con seguridad que era lo que había dentro?—añadió el profesor Flitwick

—¿Yo...? No recuerdo...

—Ciertamente, yo sí recuerdo que lamentabas no haber tenido una oportunidad de enfrentarte al monstruo antes de que arrestaran a Hagrid.—dijo Snape.—¿No decías que el asunto se había llevado mal, y que deberíamos haberlo dejado todo en tus manos desde el principio?

—Yo..., yo nunca realmente...Deben haberme interpretado mal...

—Lo dejaremos todo en tus manos, Gildery.—dijo McGonagall.— Esta noche será una ocasión excelente para llevarlo a cabo. Nos aseguraremos de que nadie te moleste. Podrás enfrentarte al monstruo tu mismo. Por fin esta en tus manos.

Lockhart miró en torno, desesperado, pero nadie acudió en su auxilio. Ya no resultaba tan atractivo. Le temblaba el labio, y en ausencia de su sonrisa radiante, parecía flojo y debilucho.

—Mu-muy bien.—dijo— Estaré en mi despacho, pre-preparándome.

—Bien.—dijo McGonagall en cuanto se fue.— eso nos lo quitará de delante. Los jefes de casas deberán ir ahora a informar a los alumnos de lo ocurrido. Díganles que el expreso de Hogwarts los conducirá a sus hogares mañana a primera hora de la mañana. A los demás, les ruego que se encarguen de asegurarse de que no haya ningún alumno fuera de los dormitorios.

Los profesores se levantaron y fueron saliendo uno a uno. Ambos Slytherin salieron del armario y con rapidez consiguieron llegar a su sala común antes que Snape, quien minutos después entró a informar lo que ellos ya sabían.

Lily y Theo permanecieron en la sala común hasta la noche, cuando sus compañeros ya estaban en sus respectivas habitaciones haciendo las maletas. Lily se sentía mal, la pequeña Weasley siempre la miraba a lo lejos con admiración y pensar en que ahora podría estar muerta, le daba una amargura inmensa.

—¿Vamos con Lockhart a decirle lo que sabemos?—cuestionó Theo y ella lo miro confundida.— Lo considero un inútil y creo que morirá, pero al menos hará el intento.

Ella se mostró de acuerdo y salieron de la sala común. Sorprendentemente, no se toparon con ningún profesor y cuando llegaron al despacho de Lockhart, les dio la impresión de que dentro había gran actividad. Lily llamó y dentro se hizo un repentino silencio. La puerta se entreabrió y Lockhart asomó un ojo.

—¡Ah...! Señorita Potter, señor Nott...En este momento estaba muy ocupado, si se dan prisa...

—Profesor, tenemos información útil para usted.—dijo Lily.

Lockhart lucía muy incomodo, pero aún así los dejo pasar. El despacho estaba casi vacío y en el suelo había dos grandes baúles abiertos.

—¿Se va a algún lado?—pregunto Lily con frialdad, al intuir la situación.

—Esto..., bueno, sí...Una llamada urgente..., insoslayable..., tengo que marchar

—¿Y la chica Weasley?—pregunto Theo, viéndolo con desdén.

—Bueno, en cuanto a eso...es ciertamente lamentable. Nadie lo lamenta mas que yo...

—¿Esto es en serio?—Lily lo miro indignada.— ¡Usted es el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras!

—Bueno, he de decir que...cuando acepté el empleo...no constaba nada en el contrato...yo no esperaba...

—Así que al final sus libros si son puro fraude.—dijo Theo.

—Muchacho—dijo Lockhart mirando a ambos con el ceño fruncido.— Usa el sentido común. No habría vendido mis libros ni la mitad de bien si la gente no se hubiera creído que yo hice todas esas cosas. A nadie le interesa la historia de un mago armenio feo y viejo, aunque librara de los hombres lobo a un pueblo. Habría quedado horrible en la portada. No tenía ningún gusto vistiendo. Y la bruja que echó a la banshee que presagiaba la muerte tenía un labio leporino. Quiero decir....vamos, que...

—¿O sea que se ha estado llevando la gloria de lo que ha hecho otra gente?— Lily lo miro con asco.

—Lily, Lily.— Lockhart negó con la cabeza.— no es tan simple. Tuve que hacer un gran trabajo. Tuve que encontrar a esas personas, preguntarles como lo habían hecho exactamente y encantarlos con el embrujo desmemorizante para que no pudieran recordar nada. Si hay algo que me llena de orgullo sin mis embrujos desmemorizantes. Ah...me ha llevado mucho esfuerzo, Lily. No todo consiste en firmar libros y fotos publicitarias. Si quieres ser famoso, tienes que estar dispuesto a trabajar duro. Veamos...Creo que eso es todo. Sí. Solo queda un detalle.

Sacó su varita y les apunto a ambos Slytherin, que lo veían con indiferencia.

—Lamento profundamente esto, muchachos, pero ahora les tengo que echar uno de mis embrujos desmemorizantes. No puedo permitir que revelen a todo el mundo mis secretos. No volvería a vender ni un solo libro.

Cuando Lockhart apenas había alzado su varita, Lily sacó la suya a tiempo y gritó:

—¡Expelliarmus!

Lockhart salió despedido hacia atrás y cayó sobre uno de los baúles. La varita voló por el aire, Theo la recogió y tiro por la ventana.

Ambos Slytherin se acercaron al mayor, quien los miraba con aspecto desvalido. Lily lo apuntaba con la varita.

—¿Qué quieren que haga yo?—dijo con voz débil.— No se donde esta la Cámara de los Secretos. No puedo hacer nada.

—Esta de suerte.—dijo Lily con una sonrisa.— Probablemente nosotros si sabemos y también lo que hay dentro y usted va a ser nuestro conejillo de indias.


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