Mi Salvador el Sen or Wilson ( Amelia Suarez )

Chapter Capítulo 62



Capítulo 62 

“Envlalo para una prueba de paternidad, que sea urgente“. Quentin le entregó el cabello a Ernesto. 

La mirada de Ernesto se llenó de complejidad al ver a Amelia, suspiró y se marchó sin decir nada. 

En el club, Amelia regresó a su puesto de trabajo, y no pasó mucho tiempo antes de que Ernesto apareciera de nuevo. 

Con el informe de la agencia profesional de pruebas de paternidad en mano. 

“¿Tan… rápido?” Amelia miró a Ernesto con sorpresa y nerviosismo. 

Ernesto asintió con la cabeza. “Si, los resultados estuvieron en tres horas“. 

Amelia sintió un hormigueo en los dedos al recibir el informe. 

Tenia sentimientos encontrados, no estaba segura de qué resultado esperaba realmente. 

Al abrir el sobre sellado, tomó una profunda inhalación y sacó el reporte, temblando. 

*La verdad es que el Sr. Juárez sabe mejor que nadie si el niño es suyo o no,” murmuró Ernesto. 

Amelia se cubrió la boca con la mano, mordiéndose el dedo con fuerza. 

El informe de paternidad mostraba que Quentin era el padre biológico de Lázaro. 

“Es él…” Amelia habló con la voz quebrada. 

Ernesto asintió una vez más. “Señorita Amelia, si no necesita nada más, me retirare“. 

Amelia apretó el informe en su mano, se acurrucó en un rincón temblando durante un tiempo. 

El hombre de aquella noche, realmente era Quentin. 

Tenia sentido, hace seis años Quentin estaba obsesionado con obtenerla. 

Pero Amelia no estaba feliz. 

Habla pasado cinco años en prisión. 

El día del juicio, Quentin estaba presente. 

El sabía todo, pero igual queria verla suplicar. 

Amelia no creia que ese tipo de posesión obsesiva fuera amor. 

“¿Obtuviste los resultados de la prueba?” Quentin llamó a Amelia. 

Ella respondió. “Si…” 

“Ya he consultado con especialistas sobre Lázaro y también le he informado a Damaso, el llevará al niño. La condición de Lázaro no es grave, estamos discutiendo el mejor plan de tratamiento, la voz de Quentin sonaba relajada. 

“Gracias“. 

“¿Te parece si después de la cena del gremio te llevo de regreso a Bella Maravilla para recoger al niño?” preguntó Quentin. 

“No hace falta… està bien con su tio,” rechazó Amelia. 

Solo eran tres años, no podia depender de nadie. 

De lo contrario, cuando Quentin ya no la necesitara, ella no sabria cómo vivir por su cuenta. 

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Capitulo 62 

“Amelia… acompañame a una cena esta noche“, Quentin no estaba pidiéndole permiso. 

Cra una orden. 

“Está bien“. Amelia no tenia derecho a rechazar. 

Tras colgar, Amelia destrozó el informe de paternidad con dedos temblorosos y se mordió el dedo hasta sangrar. El dolor hizo que todo su cuerpo temblara. 

En su muñeca todavia quedaban las cicatrices de su intento de suicidio en prisión. Innumerables veces habla deseado morir. 

Estas personas no entendian cuánto daño le hablan hecho. 

“No me toques, por favor…” 

Sueltame…” 

Aquella noche, no importo cuanto suplicara, no sirvió de nada. 

Así como e 

en la prisión, donde también era acosada y los guardias nunca Intervenian, no importaba cuánto lloraba y gritaba. 

Hasta que un dia intentó suicidarse, la encontraron ensangrentada junto al inodoro, y la llevaron al hospital. 

—— 

En Bella Maravilla, en la casa de la familia Gallego. 

“Señor, ese niño es dificil de engañar, y Damaso lo protege de cerca. Hemos enviado a varias personas, pero no hemos podido llevarnos al niño,” el asistente estaba angustiado. 

Horacio Tanzó los papeles que tenía en la mano. “Unos adultos no pueden manejar a un niño?” 

“El chico es astuto, se aferra a un teléfono viejo y amenaza con llamar a la policia. Tan pronto como los oficiales oyen que es un niño, le dan prioridad y patrullan esa área con frecuencia,” explicó el asistente. frustrado. Hablan enviado gente para engañar y llevarse a Lázaro, pero el niño, al ver que eran estafadores. llamaba a la policia para reportar secuestradores, y sus hombres habian tenido que correr por tres calles para evitar a la policia. 

El asistente nunca habia sentido tanta frustración por culpa de un niño. “Ese pequeño tiene una memoria excepcional, con solo vernos una vez nos delató a la policia

“El chico tiene un talento para la contra vigilancia, seria un desperdicio que no se enlistara en el ejército“. 

Horacio estaba pálido de la ira. “¿Todavía no encuentran a Amelia?” 

Habia planeado usar al niño para presionar a Amelia a volver sumisamente, pero el pequeño niño no habia caldo en la trampa. 

El asistente recibió una llamada y corrió hacia él. “Señor, hemos encontrado a Amelia“. 

Horacio se levantó bruscamente. “¿Dónde está?” 

“Se ha ido a Ciudad Libre

Piensa que si se esconde en Ciudad Libre no podré hacerle nada?” Horacio soltó una carcajada helada. 

“Señor… Amelia está ahora en Corazón Salvaje, y se dice queque el señor Juárez en persona le llevó el desayuno“. 

El asistente hablaba con cautela, sabiendo que esa noticia haria estallar a Horacio. 

Como era de esperar, Horacio apenas podía contener su furia. “¿Qué has dicho? ¿Quién?” 

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Capitulo 62 

“Quentin… el señor Juárez, el de Empresa de Montaña Nevada,” el asistente dijo nerviosamente. 

Horacio tomó una profunda inspiración empujando al asistente. “Vaya… Amelia, jqué astuta eres! Bien, muy bien, encontró un protector, jqué habilidosa es!” 

Horacio sabia bien que Quentin habla puesto sus ojos en Amella hace seis años. 

Lo que no esperaba era que Amelia se rebajara tanto, buscando a Quentin apenas salió de prisión. 

“¿Cree que con Quentin ahi no puedo tocarla?” La voz de Horacio era grave. “¿Corazón Salvaje no es acaso el lugar del banquete de la conferencia de este año?” 

“Si,” el asistente asintió rápidamente. 

“Recuerdo que la familia Juárez y la segunda hija de la familia Zavala, Esperanza, habian anunciado un compromiso. 

Esperanza estaba tan entusiasmada que casi tocaba el cielo con la nariz, no creia en nadie. Ve y dile a Esperanza que su futuro esposo, en estos momentos, está en la cama de Amelia“. Los ojos de Horacio eran profundos y las venas de su mano estaban tensas. 

¡Quizás Amelia y Quentin ya estaban enredados hace seis años! 

¡El había tratado a Amelia tan bien, cuidandola como a la niña de sus ojos, y asi era cómo le pagaba! 

En un hotel de Ciudad Libre. 

“Señor Gallego, tengo noticias… Hoy, el asistente de Quentin envió con urgencia una muestra al centro de pruebas genéticas para una prueba de paternidad. El hombre con el que Amelia tuvo el escándalo nunca fue revelado, y solo hay dos posibilidades: una es que Amelia no se atreve a decirlo, y la otra es que Amelia no 

sabe quién es“. 

La posibilidad de que Amelia no conociera al hombre era minima, así que solo quedaba la otra posibilidad, que el hombre tenia un estatus muy alto, fuera de su alcance. 

“¿Lázaro es hijo de Quentin?” Wilson frunció el ceño, su expresión era sombría. 

“Parece que si… Fausto se encogió de hombros. “Esto si que es una noticia bomba, ¿el presidente de Empresa de Montaña Nevada engañó al señor Gallego? ¿Tienen alguna vieja rencilla?” 

Wilson levantó la mano para frotarse la frente. “Cállate“. 

Fausto se tapó la boca y susurró. “Señor Gallego, mejor ignorémosla, Amelia es astuta. Quentin es generoso con las mujeres, ella no perderá“. 

Wilson frunció el ceño. “Si el niño es realmente de Quentin, ¿por qué entonces fue condenada a cinco años por extorsión? ¿Qué estaba haciendo Quentin?” 

“Estuve investigando y el señor Juárez estuvo en la sala del tribunal“. Fausto no entendia a qué se referia Wilson con sus palabras. 

“Entonces, lo de Amelia, no fue voluntario,” se levantó Wilson, con una expresión sombría. “Quentin no es digno“. 

Wilson caminaba hacia la salida, con un aura casi palpable de indignación. 

El hecho de que Quentin hublera permitido que Amelia y Lázaro sufrieran tantos años de injusticias, manteniéndose al margen con indiferencia, ¿qué demostraba? Simplemente los juegos de aquellos que se creen por encima de los demás, buscando suavizar los bordes filosos de Amelia, esperando que ella se acercara sumisamente a pedir su ayuda. 

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“Señor Gallego, ¿a dónde va?” Fausto, completamente desconcertado, salió tras él 

“Voy al club,” respondió Wilson con voz grave. 

Fausto, temblando, lo siguió. “Señor Gallego… ¿está planeando quitarle alguien al Señor Juárez?” 


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