Chapter Capítulo 10
Capítulo 10
Bajo la vista y vio varias marcas rojas e hinchadas en el empeine blanco y liso de su pie. Con fastidio, soltó un: “¡Qué torpe eres, te vas a matar!”
Dicho eso, se inclinó y tomó a Ainhoa en sus brazos. Al llegar al estacionamiento, lat colocó de un empujón en el asiento del copiloto. Sacó de la guantera una caja de pomada para quemaduras aún sin abrir. Bajó sus pestañas, sus labios finos estaban cerrados con firmeza. En el fondo de sus ojos oscuros, las corrientes ocultas se agitaban. Enzo abrió la caja y exprimió la pomada de color crema en sus dedos largos y pálidos. Después, aplicó con suavidad la crema en el empeine de Ainhoa. Su expresión. era indescifrable.
Al ver que Ainhoa se contorsionaba del dolor, con sus delicadas cejas y ojos fruncidos, y sus labios palideciendo por la mordida de sus dientes, sus dedos se contraían fuertemente.
La presión en los dedos de Enzo disminuyó considerablemente. Cubrió con cuidado todas las zonas hinchadas. Luego, levantó la mirada y sus ojos oscuros e insondables se posaron en Ainhoa. Como si burlándose le dijera: “Con lo torpe que eres, ¿realmente crees que podrías sobrevivir sin mi?”
Se levantó y arrojó la pomada en el regazo de Ainhoa mientras le decía: “Aplícatela en la mañana y la noche, no dejes que el lugar toque agua en los próximos días, si se formal una cicatriz, no vengas a llorar conmigo.”
Ainhoa, con la mirada baja y sin emoción en su voz, dijo: “¿Si podré sobrevivir? Solo hay que intentarlo para saberlo.”
Enzo la miró con su pequeño rostro terco, soltando un bufido de irritación: “Ainhoa, puedes hacer un berrinche si quieres, pero, ¿por qué arrastrar a Irene en esto? ¿No. sabes que ella sufre de depresión? Te he dicho que no puede hacerte daño, ¿por qué no me crees?”
La gratitud que acababa de nacer en Ainhoa se disipó en un instante y su mirada helada se posó en Enzo. Una sonrisa de burla apareció en su rostro para luego decirle: “Enzo, te lo repetiré, no la toqué, se cayó a propósito, quería incriminarme, si no me crees, revisal las cámaras de seguridad.”
Enzo la miró y dijo: “No soy tan ingenuo, pero Irene tiene un trastorno de coagulación y es de sangre RH negativo, está perdiendo mucha sangre y no hay reservas en el banco de sangre, ve a donarle, te aseguro que la familia García no te hará nada, y aquí se
acaba el asunto.”
Si antes Ainhoa solo sentía un pinchazo en el corazón, en aquel momento era un dolor
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Capitulo 10
desgarrador e insoportable, tanto que incluso olvidó respirar. Enzo quería llevarla a donar sangre para Irene. Ella acababa de tener un aborto la semana pasada. Y durante la operación, había perdido mucha sangre, causando anemia, y hasta el momento estaba tomando remedios para recuperarse. Ainhoa, con una mirada fría, desafió a Enzo con un tono poco común en ella: “Enzo, y si te digo que mi cuerpo ahora mismo no está en condiciones de donar sangre, ¿qué vas a hacer, forzarme?”
La mirada de Enzo era fría y clara mientras decía: “Tu informe médico no muestra problemas, donar 400 no tendrá un gran impacto en tu salud. Además, Irene es la niña de los ojos de Miguel García, y aunque no tengas la culpa, si él decide ir contra la familia de la Vega por esto, ni yo puedo hacer nada.”
Ainhoa rio de sí misma con sarcasmo. Enzo solo sabía que Irene era la niña de los ojos de su padre, ¿acaso ella no lo era también? Cuando tuvo el aborto y perdió tanta sangre, él ni siquiera respondió a sus llamadas. Irene solo se había hecho un pequeño corte y él estaba tan preocupado que hasta usaba la familia de la Vega para amenazarla. Era verdad, nadie se siente mal si no se compara con otros. Ainhoa miró a Enzo con una tristeza en sus ojos y le dijo: “Enzo, 400 no tendrá un gran impacto en la salud, ¿pero qué pasa con 2000?”