Chapter Capítulo 23
Capítulo23
-Todo está listo-Santiago se desplomó en el sofá, lanzando una mirada cargada de ironía a Manuel. Con un tono burlón, le dijo: Manuel, obviamente ya tienes a la señorita García bajo control, ¿ entonces por qué me haces mandar a Nicolás con ella? No tiene
sentido.
Manuel, con su habitual frialdad, contestó:
-Es para que ella se dé cuenta de que con Nicolás no tiene futuro.
En el juego del amor, Manuel no tenía piedad con los rivales.
Santiago, que había crecido junto a Manuel, conocía bien sus
maquinaciones. Al oírlo, no pudo evitar sentir una punzada de pena por María.
Pobre señorita García, había tenido la mala suerte de toparse con alguien tan despiadado como Manuel.
Recordando las advertencias de Isabel antes de llegar, Santiago, resignado, se encogió de hombros:
-Manuel, mi hermana está colada por ti. ¿Por qué no te acuestas con ella de una vez y así me deja en paz?
-¡Ni hablar!
Manuel, con un gesto severo, se levantó imponente y se dirigió hacia la puerta:
-Tú te encargas de todo aquí abajo.
-¿Por qué siempre me toca a mí?- se quejó Santiago, tirado en el sofá, protestando en voz alta:
-Tú te vas a divertir y me dejas el marrón a mí, ¡eso no es justo!
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Manuel soltó una carcajada:
-Hablamos de justicia cuando tengas novia.
-¡Vaya! ¡Me estás discriminando por ser pobre solterón!-Santiago se quejó, sintiéndose derrotado.
Dentro de un lujoso Maybach negro, María se recostaba en el asiento del copiloto, aburrida navegando por Twitter y foros en línea.
Mientras deslizaba su dedo por la pantalla, se dio cuenta de repente de que los videos sobre ella en varios portales web habían desaparecido como por arte de magia de la noche a la mañana.
Se enderezó en su asiento, buscando pistas en página tras página de internet.
Después de un cuarto de hora, finalmente encontró un artículo en un foro poco conocido, seguido de una docena de comentarios, los cuales leyó uno por uno.
Un usuario especulaba que la desaparición tan limpia de los videos debía ser obra de Manuel, el poderoso patrocinador detrás de María, quien probablemente había pagado para solucionar el asunto.
María observó la hora de los comentarios, que coincidía con media hora después de que aceptó las condiciones de Manuel.
No podía describir exactamente lo que sentía, apretó su teléfono con fuerza y se perdió en sus pensamientos, mirando fijamente las
columnas de cemento fuera del coche.
Era irónico, siendo la protagonista de aquel video, sólo lo había visto brevemente en el teléfono de Nicolás y nunca lo había revisado con detalle.
Se preguntaba cómo se vería realmente en ese video, ¿tal como Nicolás describió, yaciendo dócilmente bajo un hombre, a merced de
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Manuel abrió la puerta del coche y se sentó en él sin que María se diera cuenta, quien aún estaba absorta mirando fijamente con la mirada perdida.
-¿En qué estás pensando?- preguntó Manuel mientras echaba un vistazo al teléfono que María sostenía en su mano.
María sintió una incómoda sensación de que sus pensamientos habían sido descubiertos y su rostro se sonrojó.
-Nada, no estaba pensando en nada-respondió.
Extraño, ¿cuándo había entrado ese hombre? ¿Por qué no había oído el sonido de la puerta del coche?
-Tengo un poco de dolor de cabeza, cuando lleguemos al edificio, por favor, avísame al señor Sánchez-dijo María, fingiendo tener molestias en la garganta. Luego tosió un par de veces y se recostó en el asiento, cerrando los ojos para descansar.
Manuel estaba a punto de arrancar el coche cuando detuvo bruscamente sus acciones y frunció el ceño.
-Después de que subí al segundo piso, ¿ocurrió algo en el vestíbulo? – preguntó con un tono que tenía una expresión oculta en su mirada, mirando deliberadamente a María.
-No, nada-respondió María con firmeza, manteniendo sus ojos.
cerrados.
La relación entre ella y Nicolás, antes de la llegada de Manuel, no tenía absolutamente nada que ver con él. No necesitaba ni debía compartir esa información con él.
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