No Soy Tu Bien Desechable

Capítulo 884
Al ver que Oriol estaba a punto de gritar “uno“, de repente se oyeron pasos de mucha gente fuera del salón de banquetes.
Oriol frunció el ceño levemente, mientras que Pascual corrió inmediatamente al segundo piso, diciendo: “Jefel La gente de la
familia Parra llegó de la nada!”
“¿Qué dijiste?”
Obviamente, Oriol no esperaba que la familia Parra enviara gente y al ver que ya había gente irrumpiendo desde fuera. del
salón de banquetes, Oriol inmediatamente agarró a Fernanda, la arrastró hacia Pascual ordenando: “¡Llévatela!”
“Entendido“.
Pascual arrastró a Fernanda hacia el pasillo del segundo piso.
“No, espera, es que... ¡mi zapato!”
El zapato de Fernanda se había caído accidentalmente al lado del sofá en el segundo piso.
Oriol simplemente miró el zapato y luego lo pateó debajo del sofá.
Pero con eso, ya era demasiado tarde para que la gente en el primer piso se retirara.
El abuelo Parra, liderando a Mercedes, entró y se encontró con la escena provocativa frente a sus ojos.
Mercedes, que nunca había visto tal escenario, se asustó y rápidamente se cubrió los ojos: “¡Ah!”
La presencia del abuelo Parra era aún más intimidante: “¡Miguel! ¡Limpia este lugar!”
“¡Sí señor!”
Miguel inmediatamente lideró a los hombres traídos por la familia Parra para empezar a limpiar el lugar rápidamente.
Todos los que habían venido a la cena del Grupo Lobo eran clientes habituales. Nadie esperaba que el abuelo Parra apareciera
de repente, y su interés se disipó por completo. La gente comenzó a huir, ajustándose los pantalones, y las mujeres preparadas
cuidadosamente por Oriol también huyeron en pánico.

Fabio, viendo que la crisis ya estaba resuelta, aprovechó el caos para salir del salón de banquetes.
Afuera del salón, la gente de Fabio, viendo que las cosas se ponían feas, rápidamente fue a recogerlo.
“Jefe, ¿qué pasó ahi adentro?”
“No es nada grave, continúen vigilando a la familia Lobo“.
Fabio estaba quitándose la máscara y preparándose para subir al auto, cuando otro guardaespaldas dijo:
“Jefe, ¡Sebastián también estaba adentro!”
“¿Cuándo pasó eso?”
“¡Justo cuando usted entró, Sebastián entro!”
Al oír esto, Fabio pateó al otro: “Con algo tan importante, ¿por qué me lo dices ahora?”
“Yo...”
El guardaespaldas se veía muy afligido.
Fabio miró al hotel, ya bloqueado por la familia Parra, y finalmente se puso la máscara nuevamente y saltó por encima del muro
lateral.
Dentro del salón, la iluminación ya había vuelto a la normalidad.
Oriol bajó del segundo piso y dijo:
“Abuelo Parra, ¿cómo es que viene en este momento? Debería haber enviado a alguien para avisar con antelación, para que
pudiéramos recibirlo adecuadamente“.
“¿Recibirme? ¿Para ver este tipo de espectáculo?”
El abuelo Parra, enfurecido, golpeó el suelo con su bastón.
En los últimos años, el abuelo Parra rara vez se enfadaba, lo que mostraba cuánto había exagerado Oriol esta vez.

“Esto no es más que una táctica comercial común, abuelo Parra. Si no le gusta, la próxima vez les diré que cancelen este tipo
de cenas“.
Oriol lo dijo como si fuera algo trivial y Mercedes, que ya estaba ruborizada de vergüenza, inmediatamente dijo: “Oriol, ¿cómo
puedes ser tan bajo y despreciable? ¡Y todavía te atreves a decir que es una táctica comercial común! ¡Nuestra familia Parra
nunca recurriría a tales métodos!”
“Cada lugar es diferente, en San Cristóbal Alto siempre ha sido así“.
“¡Oriol!”
Mercedes lo miró y cada vez lo encontró más desagradable. Entonces recordó el propósito principal de su visita: “Trajiste a
Fernanda a este tipo de cena, ¿eso no significa que ya tenías algo con ella? ¿Dónde está Fernanda? ¡Entrégame a Fernanda!”
“¿Fernanda?”
Oriol fingió estar confundido y preguntó: “¿Pero la Sra. Rivera no me había pedido ya que la llevara de regreso?”
“¡Eso es mentira! La empleada de la casa me lo ha dicho tú trajiste a Fernanda a esta cena. Además, le diste joyas costosas, si
no te gusta Fernanda, ¿entonces qué es?”
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